Entre velos y abayas: Neseli, el emprendimiento cordobés de indumentaria musulmana

(Por AA) Melina Anabel Sánchez Blanco y Juan Cruz Bazan (pareja y socios) nacieron en la ciudad de Córdoba pero decidieron “convertirse” al musulmán (el Islam dice que todos nacen musulmanes y la forma de confirmarlo es a través de un testimonio de fe, la Shahada). En 2017 comenzaron a confeccionar indumentaria musulmana urbana -debido a la falta de oferta en la ciudad- desde su vivienda en Barrio Cofico. Si bien es un emprendimiento en crecimiento, son los únicos fabricantes del interior y tienen pedidos en otras ciudades y países limítrofes. A continuación, qué hay detrás de velos y abayas.

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Melina y Juan Cruz. En el perchero, las prendas de Neseli.
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Los abuelos de Melina emigraron de Siria hacia Argentina, aquí dejaron de lado su religión por discriminación y sus papás practican el catolicismo. Tras varios viajes a Turquía, ella decide confirmar su fe musulmana.

“En Turquía uno se da con un Islam diferente -es un país musulmán con un 90% de población musulmana- con una sociedad a nivel cultural muy matriarcal. Entonces decido empezar a estudiarlo y me empiezo a especializar en estudios turcos”, comenta a InfoNegocios Sánchez Blanco, mientras toma un té en la tradicional taza turca.

Luego de la Shahada, ceremonia en la que confirma su fe, comienza a vestir como musulmana.

-¿En qué consiste la vestimenta?

-“Primero cubrirse desde la cabeza hasta los pies con ropa modesta. Hay muchos mitos en cuanto a la ropa de la mujer en el Islam, se dice, por ejemplo, que lo único que puede estar descubierto son las manos porque es con lo que la mujer trabaja. Cuando uno va estudiando se da con que no, en el Corán simplemente dice ‘cúbrete’, no dice cómo”.

Juan Cruz Bazán es su marido y socio. Juntos decidieron comenzar (a fines de 2017) a confeccionar indumentaria islámica urbana, porque según cuentan, las opciones en Córdoba son escasas o muy extravagantes. Él es marketinero de oficio y ella es psicóloga -hizo la mitad de la carrera en Córdoba y la otra mitad en Turquía- y futura licenciada en Ciencias Políticas.

Empezaron de cero con una máquina antigua, y después de un tiempo eligieron la marca, Neseli (se pronuncia “neyeli”) que significa alegría en turco. “Es lo que queremos transmitir, romper con los mitos y que una mujer musulmana pueda vestir acorde a la religión y a su gusto”, señala Bazan.

Buscan tendencias “modestas” y prendas cómodas como para ir a estudiar o a trabajar. Comercializan abayas, túnicas, hijab, turbantes, polleras, pantalones entre otras prendas a través de las redes sociales Facebook e Instagram. Reciben pago por transferencia o Uala. Una abaya (similar a un kimono) ronda los $ 1.500.

“Hacemos prendas únicas, porque somos pocos en la comunidad. Otro de los fuertes que tenemos es que hacemos prendas cómodas. Como la ropa se importa a Marruecos y Egipto -que son los principales exportadores de ropa- es chica porque los asiáticos son de menor tamaño”.

Sueñan con un local propio, pero primero quieren consolidar la marca.

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