Y ahora… en el salón de eventos

(Por Andrea Soria) Está frente a Casa Galán, el restaurante que describíamos ayer, ubicado en la terraza del hotel boutique “Azur”, un inmueble de 1900 restaurado.
El salón de eventos está en el cuarto piso del edificio de oficinas vecino, oficia de nexo entre éste y la terraza del hotel (en el segundo piso), lo cual genera dos accesos y egresos, uno a través del hotel y otro independiente a través del edificio.
El interiorismo de la sala declara  poco pero es contundente, rústico y elegante.

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Los pisos de madera aportan calidez a un espacio moderno y elegante. Tras la pared de madera reciclada se encuentra la cocina del salón.
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En el ingreso los detalles reinan. Esculturas de chapa oxidada, candelabros y maceteros de hormigón acompañan la línea del hotel que es revalorizar el pasado.
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Las esculturas dispuestas linealmente forman parte de la colección itinerante del hotel. La cortina que protege el paño vidriado se acciona automáticamente.
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El armario abierto contiene el sistema multimedio del salón y una pequeña mesa de apoyo con fuerte impronta rústica.
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La mesa directorio de guatambú negro fabricada localmente. Los mesones laterales de madera reciclada (de la obra) con patas cromadas y pátina blanca.

En el ingreso principal se genera una situación jerarquizada, con piezas rústicas: dos esculturas a los costados suspendidas en los muros, más una guía de candelabros en apoyo a  las luminarias embutidas en los escalones, donde reposan pequeños arbustos. Otro detalle solemne es la puerta de pinotea, antigua, protegida con una marquesina de vidrio. El segundo ingreso (y egreso) es independiente –enunciado al comienzo- y se produce a través del palier del edificio.
El salón tiene una superficie de 79 m2 con capacidad para 80 personas, en su diseño rige la versatilidad, es posible que se amalgame con el restaurante y la terraza o bien que funcione como una sala para conferencias, eventos institucionales o particulares.
Es un espacio con una personalidad muy joven y sobria. Y de allí surge la decoración: muros tapizados con tela tipo arpillera color arena, una mesa directorio para 24 personas de guatambú negro, un paño vidriado que revela el ladrillo lastimado de la medianera y a la vez oficia de telón de fondo para las esculturas, colección del hotel.
En el extremo opuesto al ventanal, la pared está revestida con madera reciclada (de la obra) patinada del mismo color y mimetizado en su recorrido se encuentra un pequeño espacio de guardado y una puerta corrediza que protege el área de la cocina del salón. Cada detalle refleja el afán por el confort lo cual se replica en la atención.
Fotografía: Lucia Foglizzo

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