Esta semana el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, anunció el lanzamiento del “Programa de Promoción de Bicicletas Eléctricas”. Según el funcionario, la iniciativa apunta a contribuir con la reactivación industrial al “volver a poner a la industria, a la producción y al trabajo en el centro de la escena”, así como a fomentar “el cuidado del medio ambiente”.
La propuesta apunta a aumentar las unidades de este tipo de vehículos producidas en nuestro país; así se prevé que, finalizado su primer año, se alcancen las 15.000 unidades, y que en un período de cuatro años, este número escale hasta 50.000. Para ello, desde el Estado brindarán asistencia técnica al sector, y el Banco Nación ofrecerá financiamientos a tasa subsidiada para los productores.
En el largo plazo, se espera que esto permita incentivar la sustitución de importaciones y virar hacia un sistema de integración.
Paralelamente, el BNA facilitará créditos a pagar en hasta 36 meses, para incentivar el consumo de estas bicicletas.
La visión de un clásico del sector
Uno de los privados en firmar el acta de compromiso fue la cadena de bicicleterías cordobesas, Bicicletas Enrique. Para su presidente, Enrique Españón, los objetivos propuestos por el plan “parecen razonables”. Según el empresario, “actualmente en Argentina se venden cerca de un millón cuatrocientos mil bicicletas de manera anual. Con ese número, no parece imposible la idea de comercializar 50.000 eléctricas”.
Algo similar dijo en cuanto a la intención de orientar este segmento de la industria nacional hacia un sistema de integración: “No es descabellado; no sé si llegaremos a una integración total, pero es posible. Actualmente los motores de las bicicletas que nosotros hacemos vienen de China, pero muchos de los otros materiales son de acá. El cuadro lo fabricamos nosotros, las llantas y cubiertas también son nacionales, las bielas y masas son importadas, y así sucesivamente. En ese sentido es como cualquier otra bicicleta: con parte de los componentes importados y parte nacional”.
Para que esto ocurra, Españón sostiene que es necesario un cambio en los hábitos de los consumidores, ya que esta alternativa de transporte “apunta a combatir el sedentarismo”.
En ese sentido, explicó que a diferencia de la bicicleta tradicional o las motos -que tuvieron un “boom” en ventas a partir de la pandemia-, la demanda de las bicicletas eléctricas “es aún incipiente, y es un producto que todavía se está dando a conocer”.
Pase por el taller y vea de qué se trata...
Españón destaca que, a diferencia de una moto o monopatín, en el caso de las bicicletas eléctricas es necesario que el usuario “pedalee para que ande”. Esto sucede, según explica el presidente de Bicicletas Enrique, porque se basan en “el modelo parte de la norma Europea” que, como se mencionó anteriormente, pretende desincentivar el sedentarismo.
Por este motivo se cataloga a estos vehículos como de “movilidad asistida”, ya que facilitan el trabajo de transportes. El motor permite mantener una velocidad constante de cerca de 25 kilómetros por hora -por encima de la media de un ciclista urbano-, y tiene una autonomía de aproximadamente 60 kilómetros.
Actualmente Bicicletas Enrique comercializa un único modelo de bicicletas eléctricas; se trata de la “Explorer beon”, un rodado 24 sin marchas ajustables. Esta opción tiene un precio de $ 150.000.
Dentro de los próximos 8 meses esperan sumar un segundo modelo, de mayor tamaño (rodado 29), y con 7 velocidades. Según adelantan, este producto costaría cerca de $ 180.000.
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