Córdoba, el distrito más amarillo del mapa argentino (Schiaretti, un caudillo provincial en declive)

(Por IB) Más de 30 puntos (61 a 29) fue la diferencia que Juntos por el Cambio le sacó al Frente de Todos en Córdoba. Esta vez, los votos cordobeses no alcanzaron para torcer la historia. El schiaretismo y su boleta corta solo metieron un diputado.

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Schiaretti inicia su tercer mandato débil políticamente y con la "maldición Angeloz" sobrevolando.

8 de cada 10 cordobeses no saben quién es Carlos Caserio, el “alberto-kirchnerista” cordobés que se dio el lujo de desafiar el liderazgo del gobernador Juan Schiaretti.

La fórmula de la boleta corta que el gobernador cordobés enarboló luego del estallido del Peronismo Federal lo dejó permeable por ambos flancos y su caudal electoral enflaqueció hasta solo conseguir un diputado de los nueve que se renovaron ayer.

Le quedan a Schiaretti todo un mandato por delante, un tercer mandato, con la “maldición Angeloz” sobrevolando. Con la provincia endeudada en dólares, con la Caja de Jubilaciones con un rojo furioso y con una Epec en problemas (entre otras urgencias), el último mandato del “Gringo” asoma desafiante.

La perfomance de Juntos por el Cambio en Córdoba no tiene otro “padre” que el propio Macri: ni Mario Negri ni nadie se puede arrogar la contundente diferencia de la coalición de gobierno. No es que a los cordobeses le fuera mejor con Macri que al resto del país, pero no se olvidan del destrato de los gobiernos K.

Sin Angeloz, sin Mestre (padre), sin De la Sota y con Schiaretti en el final de su carrera, los nuevos líderes de la política cordobesa debarán asomar en el peronismo y en Juntos por el Cambio. Ninguno, por ahora, muestra “uñas de guitarrero”, pero la politica tiene una ley inexorable: aborrece el vacío y todos los espacios tienden a ocuparse. Quizás sean liderazgos de cabotaje.

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