Y Melconian, dijo: “nos espera una aceleración del deterioro de las variables económicas, veremos si ese proceso es explosivo o no”.
Lo primero no es descartable, cree; lo segundo es evitable, agrega.
En un escenario de deterioro no explosivo, se podría dar una devaluación como la que hizo Cristina con Fábrega o como la que hizo Lorenzo “Toto” Sigaut en 1981 que llevó la inflación anual al 140%.
En esa hipótesis, el gobierno llega a fin de año (y pasa el Mundial) con cierto aire, se complica hasta las PASO de agosto de 2023 y entrega el mando exhausto, pero vivo, en diciembre del año que viene.
La alternativa es que el deterioro no sea ya en escalones, sino una caída por el barranco: el 5% de inflación de junio, salta a 8% en julio, 15% en agosto y -devaluación mediante- llegamos a valores de “super inflación” (o hiperinflación) con la caída del gobierno.
Un dato curioso que dejó Melconian para abonar el escenario no catastrófico es que el atraso cambiario no es “escandaloso”: traído a valores de hoy, el tipo de cambio con el que asumió Alberto sería de $ 160. Es decir, una “pequeña” devaluación del 25% / 35% podría “acomodar” la balanza comercial y abonar la descomposición en etapas.
Pero así como un dólar a $ 300 hoy parece desproporcionado, cuando vemos el volumen de pesos que hay en la economía, la cosa parece inclinar la balanza hacia el barranco: sin posibilidad de financiarse en pesos en el mercado local (ni siquiera renovar la deuda), el gobierno sólo tiene el camino de emitir y tratar de evitar (vía Leliqs) que la montaña de pesos vaya al dólar.
Melconian dejó -además- algunas consideraciones adicionales sobre el plan que desde el IERAL de la Fundación Mediterránea preparan para ofrecerle al próximo gobierno de coalición que gobernará la Argentina.
“Tiene que volver el Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos”, dijo en alusión a volver a concentrar atribuciones (y cajas) para hacer cuadrar la macroeconomía en falsa escuadra.
María Pía Astori: “estamos cansados”
En la apertura del almuerzo para socios donde -además- se celebraron los 45 años de la Fundación Mediterránea, su presidente María Pía Astori fue contundente: “nos invitan cada día a producir menos… estamos cansados”, dijo.
“La situación es gravísima -abundó-; tenemos el riesgo país de una Nación en default y no estamos en default… hoy los empresarios nos sabemos si tenemos que vender (productos) o no”.
Al final, dejó un margen a la ilusión: “tengo la esperanza de cambio, de que con Carlos Melconián propongamos un programa pensado para dar resultado a los 20 días, a las 20 semanas, a los 20 meses y que guié al país por los próximos 20 años”.
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