Un semana con el S6 edge (ya lo extraño)

(Por Íñigo Biain - @inigobiain) Desde el SII -y salvo un fugaz paso por el Note 3- que no usaba un teléfono de Samsung. Por eso probar el S6 edge me pareció tentador: tras una semana de llevarlo conmigo (y devolverlo) ya extraño su Octa-Core (8 núcleos) de 64 bits que lo convierten en el Speedy González de los celulares. ¿Vale lo que cuesta?

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Cómo la buena comida, un celular primero entra por los ojos. Y el S6 edge te seduce desde lejos con su doble borde curvo que -aunque no sirve para mucho- le da un "look&feel" único y sexy.

Al tacto también se distingue por su delicada robustez. La cámara trasera, apenas sobresalida, no es inconveniente para su portabilidad: ideal para llevar en el bolsillo superior del saco sin funda ni cobertores (asumiendo siempre el riesgo de una desgracia, claro).

Claro que lo que impacta y diferencia totalmente al S6 edge es su sistema operativo Octa-Core (de 8 núcleos) de 64 bits que abren aplicaciones en menos de un parpadeo y emparentan su uso al de una computadora potente de escritorio. 

La definición de la pantalla de 5,1" Quad HD es también un diferencial que completan una experiencia de usuario que -en mi caso- me convencieron de que se trata de un "productazo".

Los puntos débiles tienen más que ver con el soft: Android sigue con sus problemas de "intuitividad" y el teclado (como en la mayoría de las pantallas touch) nos hace extrañar ese viejo amor de la velocidad y la precisión que fueron lo equipos Blackberry.

Ah, la red de Personal sobre la que corría el equipo cumplió (ahí), pero cumplio.

¿Vale los $ 10.000 con se oferta para clientes Personal Black? Sí.

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